¿Qué consideramos que tenemos que hacer para sentir que recuperamos la normalidad en nuestra vida?.
Muchas de las cosas que hasta ahora hemos vivido y sentido de forma natural han cambiado.
Ha cambiado nuestro modo de vida, nuestras costumbres, tradicionales, unido a la alerta constante.
A mi, más que nueva normalidad me gusta llamarla nueva realidad. Normalidad es como si me aferrase a recuperar lo que vivía hasta ahora, sin embargo el escenario que tengo delante de mí es diferente, es nuevo. Es una nueva realidad. La realidad que me pide flexibilidad y resiliencia.
La verdad que pido poco en esta etapa de pandemia: poder trabajar, poder seguir cuidando a mi padre, hacer deporte al airé libre, poderme relacionar en grupo pequeñito con la familia y amigos. Siempre les invito a caminar. Hacer cosas seguras es la base de esta nueva realidad.
Quiero ser consciente de la realidad para afrontarla con responsabilidad y adaptarme a lo que toca ahora vivir. Pero tengo necesidad de quejarme del Covid, necesito expresar mi malestar, sí.
Me quejo: este bicho no me deja abrazar, me hace vivir con miedo/precaución; no me gusta no ver el rostro de la persona que me cruzo porque les cubre la mascarilla; lo paso mal cuando voy al tanatorio y no puedo expresar que lo siento ni consolar con un abrazo.
Me enfada y preocupa cuando veo en algunos sitios lo mal que cumplen las normas de prevención para evitar contagios; me indigna que nuestros mayores y personas con discapacidad se vean tan limitados en sus salidas y actividades por el virus; me causa tristeza la parte del dolor de las personas que han muerto, las personas que han perdido a seres queridos, cómo los han perdido y sin poderlos despedir... Aunque entienda que esto es necesario hacerlo ahora así por salud, no por ello deja de doler e indignar.
Mas intento vivir la nueva realidad con esperanza, no porque esta situación sea esperanzadora, sino porque decido vivirla con esperanza.
Se por experiencia que todo sufrimiento trae transformación,
que esta transformación sea positiva, no depende de la crisis en si, depende de cada uno de nosotros.
Alma Arconada