domingo, 7 de septiembre de 2025

SER madre

 Madre mía… parece mentira cómo pasa el tiempo. Poco a poco voy cerrando etapas con mis hijas y abriendo otros nuevas: del colegio al instituto, de ahí a la universidad… y ahora, comienza para ellas la vida laboral. Y, con ello, también empieza para nosotros, como padres, una nuevo periodo.

Puede parecer sencilla, pero no lo es. Requiere aprender a respetar y aceptar su personalidad, sus decisiones, sus opiniones y su forma única de ver el mundo.

Es curioso: aquello que tanto defendimos ante nuestros propios padres, nuestro derecho a la libertad, se convierte ahora en el regalo más grande que debemos entregarles…


Ser madre es, quizá, el título más difícil que existe… y, sin duda, el que más orgullo me provoca.


La maternidad no solo transforma el cuerpo, el alma y el cerebro durante el embarazo y los primeros años de vida de nuestros hijos. Nos transforma en cada etapa que avanzamos con ellas. Es una experiencia que siempre nos invita a reconfigurarnos, a aprender, a soltar y a acoger.


Es una tarea para toda la vida:

Sostener y soltar.

Dejar volar y acoger.

Acompañar sin invadir.

Respirar en medio del caos.

Pedir perdón cuando nos equivocamos.

Estar sin juicios y con el corazón abierto.

         Amar siempre, incluso en medio de las dudas.


Cada momento cuenta. Nunca terminas de aprender. Nunca terminas de amar.


Gracias, Sara y Lucía, por elegirme, por enseñarme tanto, por hacerme crecer cada día. Gracias por darme el título más profundo, el más exigente… y el más hermoso: mamá.


Ser madre es un viaje de transformación constante, un lugar donde el amor y la consciencia se abrazan.

Alma Arconada

#caminandoconalma #reflexionesparaelcamino 

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