miércoles, 24 de diciembre de 2025

FELIZ NAVIDAD 2025

Me pregunto qué es para mí la Navidad.


Y la respuesta no es una sola.

Es un conjunto de cosas, emociones y vivencias;

de contrastes y de diversidad que conviven en armonía.



Para mí, la Navidad es encuentro.

Es familia.

Es celebración compartida.


Es solidaridad.

Es generosidad.

Es música que suena: cantar con la guitarra junto a mis hijas,

crear vínculos y recuerdos.

Es una partida de Rummikub alrededor de la mesa,

risas que alivian, tiempo regalado.


Pero también es duelo.

Es ausencia.

Ya no están mis padres.

Y hay sillas vacías que nadie ocupa,

silencios que dicen más que las palabras.


La Navidad es logística:

poner la mesa, quitar la mesa, limpiar, organizar comidas.

Es prisa.

Es cansancio.

Me encantan los encuentros,

pero me sobran algunas comidas.


Y, aun así, también es una invitación a parar.

A valorar lo sencillo.


Porque la vida se encuentra en los pequeños detalles,

en los gestos cotidianos,

en esos instantes que, sin hacer ruido,

nos devuelven a lo esencial.


La Navidad es silencio.

Es escucha.

Es presencia.


Es fe y misterio.

Un Dios que se hace niño.

Pequeño.

Frágil.

Tierno.


Que el espíritu de ese Dios hecho niño

nos llene de paz y humanidad,

que nos inspire a vivir con mayor consciencia,

más presentes,

más humanos.


Tal vez la Navidad no sea eliminar lo que incomoda,

sino aprender a vivirla con todo lo que es

y con todo lo que trae.


Celebrarla así.

Entera.

Real.

Con gratitud.


Feliz Navidad

y un año lleno de gratitud.

Alma Arconada 

#caminandoconalma #pensamientospararlcamino 





domingo, 30 de noviembre de 2025

HOY EMPIEZA TODO

 Siento en mi interior una llamada suave, pero firme: hoy empieza todo.


Me lo repito con esa certeza que nace muy dentro: solo existe este instante.

No importa lo que ocurrió ayer ni lo que aún no ha llegado.

 Hoy es el único lugar donde puedo actuar, sanar, empezar, habitar, soltar o construir.

Aquí y ahora, con esa mirada limpia, de principiante, que observa el día como si fuera nuevo.


Cada día puedo reescribir mi historia interna. La vida cambia constantemente y, si quiero, yo también puedo cambiar con ella. Elegir un “nuevo comienzo” es una forma de activar la motivación, la esperanza, la dirección y el sentido.

Es recordarme que no estoy atrapada en ninguna narración pasada: siempre puedo tomar decisiones diferentes, aunque sean pequeñas. Cada acto, cada intento, cada aproximación, cada darme cuenta es valioso; me abre camino hacia vivir con más consciencia y me invita a habitar cada instante.


Hoy puedo alinearme de nuevo con lo que soy.

Hoy puedo volver a mi propósito.

Hoy puedo abrir un camino interior distinto, más fiel a mí.


Hoy es el día.

Hoy empieza todo.


Alma Arconada 

#caminandoconalma #pensamientospararlcamino 

lunes, 3 de noviembre de 2025

VOLVER A ELEGIRSE

 Me asusta un poco la rapidez con la que pasa la vida.

Voy sumando años —bien vividos—, pero pasa tan deprisa…

Y así, casi sin darme cuenta, de aquel compromiso, de aquel “sí, quiero”, han pasado 26 años.

Espero que a Juan se le hayan pasado tan rápido y tan gratos como a mí. 


No pude celebrarlo cuando hicimos 25, pero nunca es tarde para hacerlo.

Sobre todo, para tomar conciencia de lo vivido y sentir mucha, mucha gratitud.


En 26 años da tiempo para todo:

para los momentos luminosos y los que dolieron,

para las risas y los silencios,

para los días de duda y los de certeza,

para los sueños cumplidos y los que siguen en camino.


Me he preguntado cuál es el “truco” —ese tip que parece que todos buscan— para seguir juntos.

Y, sinceramente, no lo sé.

Creo que la vida en pareja es un valor,

un valor guardado en una bella y frágil vasija de cristal,

tan fácil de resquebrajarse…


Quizá no haya fórmulas.

Solo pequeños gestos cotidianos, silencios compartidos,

perdones que llegan sin ruido,

cultivar juntos momentos de unión,

trabajo personal,

y la decisión —una y otra vez— de volver a elegirnos.


Hoy, además de celebrar, quiero parar.

Mirar atrás con gratitud.

Y mirar a mi lado, con ternura.

Porque, después de todo, seguir caminando juntos… ya es motivo suficiente para celebrar.

Alma Arconada


domingo, 7 de septiembre de 2025

SER madre

 Madre mía… parece mentira cómo pasa el tiempo. Poco a poco voy cerrando etapas con mis hijas y abriendo otros nuevas: del colegio al instituto, de ahí a la universidad… y ahora, comienza para ellas la vida laboral. Y, con ello, también empieza para nosotros, como padres, una nuevo periodo.

Puede parecer sencilla, pero no lo es. Requiere aprender a respetar y aceptar su personalidad, sus decisiones, sus opiniones y su forma única de ver el mundo.

Es curioso: aquello que tanto defendimos ante nuestros propios padres, nuestro derecho a la libertad, se convierte ahora en el regalo más grande que debemos entregarles…


Ser madre es, quizá, el título más difícil que existe… y, sin duda, el que más orgullo me provoca.


La maternidad no solo transforma el cuerpo, el alma y el cerebro durante el embarazo y los primeros años de vida de nuestros hijos. Nos transforma en cada etapa que avanzamos con ellas. Es una experiencia que siempre nos invita a reconfigurarnos, a aprender, a soltar y a acoger.


Es una tarea para toda la vida:

Sostener y soltar.

Dejar volar y acoger.

Acompañar sin invadir.

Respirar en medio del caos.

Pedir perdón cuando nos equivocamos.

Estar sin juicios y con el corazón abierto.

         Amar siempre, incluso en medio de las dudas.


Cada momento cuenta. Nunca terminas de aprender. Nunca terminas de amar.


Gracias, Sara y Lucía, por elegirme, por enseñarme tanto, por hacerme crecer cada día. Gracias por darme el título más profundo, el más exigente… y el más hermoso: mamá.


Ser madre es un viaje de transformación constante, un lugar donde el amor y la consciencia se abrazan.

Alma Arconada

#caminandoconalma #reflexionesparaelcamino 

jueves, 10 de julio de 2025

Mi mente necesita vacaciones

 Se acercan las vacaciones… y el cuerpo lo sabe.

El cansancio se acumula, el ánimo flojea, y a veces cuesta sostener el ritmo con alegría. Me descubro más sensible, más crítica, más desencantada. Empiezo las vacaciones con una mezcla de desánimo y deseo de escapar. De mirar en otra dirección para recargar, para reencontrar sentido.


Veo a mi alrededor una cultura del mínimo esfuerzo, una tendencia a “cumplir y pasar página”, a sobrevivir sin entusiasmo ni implicación. Y me pregunto:

¿Es que el mundo está cambiando, o es que yo me estoy haciendo mayor… y más exigente?


A veces me asomo a ese pensamiento incómodo: ¿seré yo la rara por querer  creer que aún se puede vivir con profundidad, con compromiso, con cuidado?


Y entonces me topo con esta frase de San Agustín, que me ha sacudido por dentro:

“Decís que los tiempos son malos. Sed vosotros mejores, y los tiempos serán mejores: vosotros sois el tiempo.”


Qué potente. Qué claro. Qué necesario.


No quiero instalarme en el pesimismo, ni refugiarme en una burbuja que me desconecte del mundo, no quiero quedarme atrapada en la queja, en esa niebla que paraliza y desgasta.


Quiero volver a lo que sí puedo hacer.

Volver al centro.

A lo que sí puedo ser.

Porque el tiempo vuela, y aún queda tanto por construir… y por habitar con consciencia.


Tengo un presente lleno de posibilidades.

Un presente que me llama a seguir creciendo, a elegir con qué mirada quiero vivir.

No todo está en mis manos, pero mi actitud sí lo está. Mi presencia. Mi forma de estar en el mundo.


Y desde ahí, desde esa raíz, nace una esperanza. No ingenua, no “happyflower”, sino comprometida.


Que este verano me encuentre ahí:

En el equilibrio entre el descanso y la intención.

En la pausa que no huye, sino que respira.

En el silencio que escucha lo que aún puedo llegar a ser.


Alma Arconada


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