martes, 2 de enero de 2018

TIEMPO


Estos días, la palabra tiempo retumba en mi interior y me ha venido a la mente el recuerdo de una dinámica de relajación que hice hace poco y me encantó.
La relajación era guiada. Y me introdujo en una tienda de antigüedades. Y entre todos los objetos que allí había, uno atraía mi atención, me llamaba y buscaba... Ese objeto era un
reloj. Un reloj de bolsillo, de plata, con la chapa labrada, agujas elegantes. Se veía el mecanismo del reloj. La cebolla en la parte superior. El reloj era elegante, sencillo, tenía brillo... Al abrir la tapa ahí estaba el reloj marcando el tiempo. El tiempo... Tiempo

Miro el reloj y veo verdades aprendidas que se caen: El tiempo lo cura todo..., o no. El tiempo coloca a cada uno en su sitio..., o no. El tiempo hace que la verdad triunfe..., o no. Con el tiempo el bueno tiene su recompensa..., o no.
Yo cantaba una canción que decía: En el tiempo está toda la verdad, pues he llegado a la conclusión  que no, en el tiempo no está la verdad, en el tiempo está la oportunidad... La oportunidad de decidir, de decidir que hacer con mi tiempo, como vivir, como ser, como construir, como amar, como perdonar, cómo trabajar, ... de decidir hacer el bien, porque simplemente creo que es el camino para bien SER, sin más recompensa que el SER...
Despierto de mi relajación, y no tengo reloj... Sólo me queda tiempo...

                                                                                          ALMA ARCONADA

Aquí os dejo la canción que menciono sobre el tiempo y un cuento para seguir ahondando en esto del tiempo




CUENTO

Un día, un buscador se decidió ir hacia la ciudad de kammir, debía conocer aquel lugar del que había oído hablar. Un poco antes de llegar a kammir, había una colina a la derecha del sendero le llamo mucho la atención. La colina estaba tan bien cuidada, parecía un sitio especial, estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores de todos los colores; ... Una puerta de bronce lo invitaba a entrar.

Así que el buscador entró. Empezó a caminar y observar. Había unas piedras blancas entre los árboles. Se acercó. Y sobre una de las piedras, leyó Yamila 28 años, 6 meses, 2 semanas y 3 dias. Siguió paseando y leyendo: Yamir , 5 años, 8 meses y 3 semanas. Israel 12 años, 8 meses y 8 días

El buscador se sintió desconcertado, conmovido. El cuidador del lugar pasaba por ahí y se acercó. El buscador le preguntó: ¿qué pasa con este pueblo? ¿qué maldición pesa sobre esta gente para que todos mueran tan jóvenes el anciano se sonrió y dijo: no hay tal maldición. lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre, le contare...
Cuando un joven cumple 18 años, sus padres le 
regalan una libreta, como está que tengo aquí, colgando del cuello. y es cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda, que fue lo disfrutado...a la derecha, cuanto tiempo duro el gozo.
Y así apuntan cuando se enamoraron, la emoción del primer beso, un viaje deseado, un reencuentro con un amigo, el gozo de un paseo por el campo, la alegría de hacer una tarea bien hecha… Y así... vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...cada momento... y cuánto duro cuando alguien nos deja, se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo, porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.










1 comentario:

  1. Hola, Alma. Bonito cuento. Para mí no hay un tiempo. Los humanos vivimos muchos tiempos a la vez, la esperanza o el miedo en el futuro. El recuerdo del pasado. Y nuestro sentido del presente. Lo difícil es que todos sean armónicos.
    Os: relee Momo. Siempre es un placer.
    Saludos!

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