Hay vientos tan fuertes que no te dejan ver, te ciegan, te impiden abrir los ojos.
Hay rachas de viento que alborotan pero también despejan y limpian las nubes. Se llevan las lagrimas y de pronto te dejan ver el paisaje nítido.
Hay ráfagas de viento que me sacuden y me asaltan para mostrarme la realidad. Los paisajes hasta ahora conocidos, quedan difuminados. No los reconozco.
Escucho el viento que aúlla y golpea. Me lastima. Y después de escucharlo grito: llévate la amargura de la decepción, pero no dañes mis alas.
Hay vientos fríos, desapacibles, incómodos que soplan cuando el sol se pone.
Hay vientos del norte que traen sequedad y hastío.
Hay vientos del sur que traen fuego, de mi tierra hacia mi mar.
El viento me abraza. Quiere hacer conmigo lo que la primavera con los cerezos.
Hay brisas templadas al amanecer. Hay vientos suaves por descubrir.
El viento susurra e inspira y me dice: Hay horizontes nuevos por descubrir. Es necesario decir no, para decir si. Vive con pasión, pero no vuelvas a permitir que sea mal utilizado.
Me invita: sal. El viento siempre de viaje. Y yo en camino, buscando nuevas extensiones.
El viento. El viento
Alma Arconada
Qué bonito Alma!
ResponderEliminarCuántos vientos diferentes soplan en nuestra vida, a veces, más de uno y en distinra dirección; vientos que empujan, que arrastran y que, a veces, acarician.
Yo me quedo ahora con la brisa que mece y reconforta, porque como decía el profeta Elías, en la brisa, está Dios.
Precioso Alma, como siempre. 😘
ResponderEliminarPrecioso Alma, como siempre. 😘
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